Resaca

Resaca (uno)
¿Y si han sido los fantasmas de los piratas muertos?



El velamen está destrozado, está hecho todo jirones.
La tripulación, capitán, la tripulación no está mejor.
Los ánimos de los hombres siguen sacudidos por este viento infame.
¡Ni cien barriles de ron hubieran dejado una resaca así!
Capitán, nos hemos enfrentado a los más terribles adversarios y ha sido este agua caída del cielo la que casi acaba con nosotros.
Ha sido esta furia de rayos y centellas la que a punto ha estado de arrastrar a esta fiel compañera, que es La Pena Negra, hasta lo más profundo del océano.
Los ebrios nubarrones han destilado su rencor sobre nuestras cabezas, han empapado la cubierta con su llanto húmedo de vendetta.
Esta lluvia no ha sido otra cosa que vómito de fantasmas, tempestad de lágrimas afiladas. Ya no sé si avanzamos hacia la noche o hacia el amanecer de otra tormenta de almas resentidas.
Capitán, ¿me escucha? ¿capitán?

Resaca (dos)



Muchacho, pronto aprenderás a leer entre esos jirones rotos que ondean sobre esta brisa de resaca marina. Ellos dibujan en el cielo la humana fragilidad de los piratas más temibles.
Mira, muchacho, si el destino te mantiene vivo entre nosotros, pronto aprenderás a conversar con el velamen.
Si lo ves henchido al viento, cargado de tramontana entre estiradas maromas sabrás que La Pena Negra navega con una sonrisa inmensa de madera en proa.
En cambio, cuando susurres a las velas y por respuesta obtengas la quietud de los trapos y el gruñido de las tablas en el silencio de un ténue balanceo sabrás que la tristeza se está abrazando a los sueños de la tripulación.
¡Ssssss! escucha en silencio estos jirones rotos. Mira el cielo entre esos agujeos ondulantes.
¿Aún no sabes lo que quieren contarnos?
Nos cuentan que seguimos vivos. Que Port Farraca está cerca. Que no es este momento, diferente al de una resaca de ron y vino, en el que los remordimientos nos abrasan el infierno del alma, y no podemos perdonarnos a nosostros mismos nuestra miserabe cobardía.
Pero ahora, muchacho, sonríe. Levanta ese ánimo, y ahórrate más búsqueda inutil de la fortuna.
Remendaremos estos jirones con los blancos y azules del velamen del último escocés que hundimos en Gloomy Sea. Después lo teñiremos con corteza de aliso y té negro para que todos nos reconozcan en lontanaza. Para que sepan que el azote cruel de la naturaleza no ha podido con nosotros.
No se por cuanto tiempo, pero hoy, hoy sigo gobernando La Pena Negra.
Ve y toca la campana con brío, muchacho. Hay mucho por hacer.

Az & Capitán Chinaski


Sobre esta entrada


9 pergaminos:

  1. Clarita 25 de junio de 2009, 18:39

    ¡¡¡¡Cuanta magia en tus palabras!!!!
    Mee encantaa

    Me alegro que la Perla Negra vuelva a surcar mil mares y nos llene de historias, Capitán!!¡¡La tripulación le espera!!

    Un besote enorme

     
  2. Julieta 25 de junio de 2009, 20:37

    He encontrado tu blog por casualidad y me alegro. Me encanta.
    Enhorabuena.
    Lo seguiré

     
  3. Yopopolin 26 de junio de 2009, 0:27

    mientras sea la resaca del mar, nada esta perdido... jeje. La peor es la otra... xD

    salu2

     
  4. Isabel 27 de junio de 2009, 10:38

    "...resaca de ron y vino," y que mal son de pasar las resacas. Pero cuando las superas te sientes hasta purificado.
    Que preciosidad de texto. Ya lo he dicho muchas veces ¡Me encanta leerte!
    Un abrazo des de mi nuevo habitáculo

     
  5. Belén 27 de junio de 2009, 18:08

    Hay tanto que hacer, amigo... tanto!

    Besicos

     
  6. magic 27 de junio de 2009, 23:00

    Enrolada de nuevo en "La Pena Negra" de tu mano capitán, no tendré miedo, sabré esperar a que amaine la tormenta y si frágil es mi valor volveré para leerte y así sabré con seguridad que mañana volverá a salir el sol entre los nubarrones...
    Un abrazo desde mi caluroso desierto, amigo

     
  7. Angelonero 30 de junio de 2009, 14:14

    Mi Capitán: quisiera hacer un inventario de resacas vomitando un relámpago de versos por la borda de La Pena Negra, después de pasar escondido en las noches sin luna en sus bodegas, como un polizón que se crece bebiendo ron y canciones ajenas mientras espera que lo descubran y que lo manden a limpiar la cubierta sembrada de fantasmas, soñando con abordar bergantines donde una soldadesca de rufianes tiembla con solo oír su nombre. Por ahora me conformo con escuchar las historias que regala a sus grumetes, para que le pierdan el respeto a los cañones enemigos y aprendan a adivinar las caricias que el viento dibuja en las velas. Pensar en la tierra me marea, así que seguiré navegando en el vientre de su nave…

     
  8. Franziska 2 de julio de 2009, 20:41

    Esto ya nos devuelve al mar y a sus traiciones, a un capitán que no despierta que parece evadido ante el desastre.

    Me encantan los efectos sonoros y la perfecta forma de recitar del narrador, querido capitán.

     
  9. Victor 5 de julio de 2009, 7:10

    Muy bueno tu blog! Gracias por el comentario en el mio. Saludos desde http://www.poesiadev.blogspot.com/