Menu del día. Poesía para intrépidos comensales

-Capitán, hoy encontré a Lester, nuestro cocinero, leyendo un libro. Me preocupa Capitán. Creo que a Lester le sucede algo.

-¿Te sorprende, Sr. Nelson? El Sr. Lester es un ávido lector. Debora cualquier manuscrito que cae en sus manos.

-Lo se, Capitan, lo que sucede es que Lester estaba totalmente desconocido. Sonreía de vez en cuando, y parecía tranquilo. Su rostro se endulzó de un modo mágico. Hasta me pareció que sus ojos y su expresión tenían algo de hermoso. Hagase cargo Capitán, acostubrado como estoy a verle deambular por "La Pena Negra" maldiciendo y blasfemando. No lo reconozco, ese libro debe tener algo especial.

-En este bocadillo de fiesta
que es a veces la vida, Sr. Nelson,
tenemos los años,
el tiempo,
los amigos,
las risas bañadas en aceite.
Pero también hay un hueco
en nuestras viandas
para la nostalgia en su punto
para la fiebre hervida
para el dolor con clavo y otras especias.
Después de todo, el mar
empuja la herida que se atraganta
en la boca del miedo... ¿De postre?
Tomaré otro abrazo de nata
otro beso de chocolate.

La esperanza, como el hambre,
Suena en mis tripas. Sobre la mesa
Un plato vacío.

Vicente Llorente

(de MENÚ DEL DÍA. Editorial Huacanamo,2007)


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