EL ULTIMO TRAGO
Nacían versos constantes como un reloj,
pero dejó de atraparlos y acabaron desvaneciéndose con el viento para no volver jamás.
Ahora, ya no alumbra versos el útero estéril de su cerebro.
Y se haya derrotado frente al insignificante papel en blanco que fue su vida,
con la mirada perdida en el hábito de esa cortina de humo
que cubre su mano y trepa por un vaso vacío.
¡Muerte, te desafío!
Se dijo mirándola a los ojos.
Y quedó a merced de la suerte que nunca tuvo.
El frío ha helado las intenciones del juglar,
que coño importa que en radio 3 suene Pink floid.
El buzón repleto de embargos,
el cubo de la basura contiene la lepra,
la nevera enmohecida no enfría,
la botella ha llorado el último trago.
Aquella noche de silencio roto,
sus sesos nadaron alcoholizados sobre un charco sanguinolento.
Para volver al hipódromo necesitaba dinero.
Para apostar a la ruleta rusa no.
Nacían versos constantes como un reloj,
pero dejó de atraparlos y acabaron desvaneciéndose con el viento para no volver jamás.
Ahora, ya no alumbra versos el útero estéril de su cerebro.
Y se haya derrotado frente al insignificante papel en blanco que fue su vida,
con la mirada perdida en el hábito de esa cortina de humo
que cubre su mano y trepa por un vaso vacío.
¡Muerte, te desafío!
Se dijo mirándola a los ojos.
Y quedó a merced de la suerte que nunca tuvo.
El frío ha helado las intenciones del juglar,
que coño importa que en radio 3 suene Pink floid.
El buzón repleto de embargos,
el cubo de la basura contiene la lepra,
la nevera enmohecida no enfría,
la botella ha llorado el último trago.
Aquella noche de silencio roto,
sus sesos nadaron alcoholizados sobre un charco sanguinolento.
Para volver al hipódromo necesitaba dinero.
Para apostar a la ruleta rusa no.
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